Táctil, propioceptivo, vestibular, visual, auditivo, gustativo y olfatorio. Cuando un individuo tiene una experiencia sensorial, los receptores o las células especializadas del cuerpo llevan mensajes al sistema nervioso central, mientras el mensaje viaja a lo largo de las vías neurales, diferentes partes del cerebro comparan, combinan e interpretan las experiencias sensoriales, almacenándolas para futuras referencias.
Cada sistema sensorial tiene dos funciones: discriminación y protección. La discriminación provee información sobre detalles, textura, temperatura, forma y tamaño. La discriminación precisa permite que la persona use los objetos adecuadamente. La función protectora evita al peligro.
La integración sensorial es un proceso neurobiológico que forma el fundamento para las respuestas de adaptación a los retos impuestos por el medio ambiente y aprendizaje. Considera las interacciones dinámicas entre las habilidades de una persona y el medio ambiente.
Las destrezas sensoriales fundamentales eficientes, especialmente en los sistemas táctil y vestibular, no solo son esenciales para mantener la atención, entender, usar el lenguaje y para la interacción social, sino para todos los aspectos de la visión. El procesamiento táctil es especialmente importante para conectarse con otros emocionalmente, y para participar en situaciones sociales.
Un desorden en el procesamiento sensorial, es la condición que existe cuando las señales sensoriales no se organizan para obtener respuestas adecuadas. Cuando estas señales no se procesan de manera eficiente, el cerebro presenta un “embotellamiento” neurológico que previene que ciertas partes del cerebro reciban la información necesaria para interpretar la información sensorial de manera adecuada.
Los sistemas vestibular y propioceptivo trabajan juntos para proveer información sobre la posición del cuerpo en el espacio. El sistema vestibular detecta la posición y movimiento de la cabeza relativo a la gravedad, mientras que la propiocepción permite al cerebro interpretar sensaciones de los tendones, músculos y articulaciones. Los receptores en el cuello de acuerdo a las demandas de la tarea, coordinan los movimientos de los ojos, cabeza y cuerpo.
Todos los sentidos son importantes, pero el sistema vestibular es de particular interés debido a la cercana relación neural entre este y el sistema visual. El tan llamado “sistema de equilibrio,” el sistema vestibular, está localizado en el oído interno, que recibe señales del laberinto, donde se regula la posición de los ojos cuando la cabeza se mueve.
El sistema vestibular de un bebé, es uno de los primeros sistemas en mielinizarse en el útero Los movimientos de la madre estimulan el desarrollo vestibular del feto. Al restringir el movimiento a una madre con un embarazo de alto riesgo durante el tercer trimestre del embarazo puede resultar que el bebé nazca con un sistema vestibular poco desarrollado. Más adelante, infecciones en el oído recurrentes también pueden perturbar su función.
El normalizar la función vestibular es importante para que el desarrollo del niño continúe de una manera eficiente. Un niño con un sistema vestibular que funciona adecuadamente sonríe, hace contacto visual, balbucea, entre otras cosas.
Como Optometristas Comportamentales/Terapeutas Visuales trabajamos con la función vestibular y mejoramos el equilibrio integración sensorial y socialización, en algunos casos si además adicionamos el trabajo visual con lentes y prismas podemos mejorar e integrar la función binocular.
Los aspectos de la función visual que se trabajan durante el entrenamiento visual son:
Por lo que es importante recordar, que el entrenamiento visual optométrico se ha definido como el arte y ciencia de desarrollar habilidades visuales para obtener un desempeño visual óptimo y comodidad.
El entrenamiento visual provee al paciente la oportunidad desarrollarse y obtener nuevas experiencias de aprendizaje.
El entrenamiento visual optométrico utiliza condiciones que crean conflicto entre el comportamiento existente (esquemas previos) y el comportamiento que se requiere para que la tarea sea exitosa.
En el proceso para resolver estos conflictos es cuando el paciente es capaz de desarrollar nuevos comportamientos y/o conciencia (nuevos esquemas). La terapia visual optométrica involucra el uso de experiencias motor-sensoriales adecuadamente estructuradas y en secuencias, mientras se utilizan los lentes adecuados. Los lentes son utilizados para cambiar la organización mente-cuerpo necesaria para el comportamiento auto-dirigido. A través el uso combinado de lentes y experiencias motor-sensorial, el optometrista contribuye a que el paciente responda a la “retroalimentación” que acompaña dicha actividad.
La eficacia del entrenamiento visual ha sido bien documentada, muchos autores han considerado que numerosos aspectos de la función visual pueden ser modificados por medio de estas técnicas.
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